miércoles, 29 de agosto de 2007

¿PARA QUIEN SON LAS CARTAS?








¿PARA QUIEN SON LAS CARTAS?
(Ensayo)

Los caminos de la vida
no son como yo pensaba...
Omar Geles



Buenos Aires sábado 23 de junio de 2007
Querido lector.

Antes de iniciar quiero preguntarle ¿Cómo está? ; espero que bien. De mi puedo decirle que he cambiado de país. Del eterno verano del mar caribe colombiano, he viajado a la Argentina, a la depresiva y cosmopolita Buenos Aires. Llegué a esta ciudad con el fin de estudiar cine.

Siempre pienso en usted; se me hace difícil elaborar un texto sin que se me venga la imagen suya a la cabeza. Por tal motivo este ensayo lo presentaré como una carta. El trabajo consiste en analizar la novela “Boquitas Pintadas” de Manuel Puig, que en su mayor parte está escrita a través de cartas. Creo que eso lo justifica un poco.

En cuanto a mi, como le venia diciendo, no puedo crear sin pensar en usted, cada vez que realizo una puesta en escena de alguna obra teatral, pienso en el público; no he podido desprenderme de esa mala costumbre. Por eso pienso:

-Tal vez no me acepten este ensayo por presentarlo de esta manara, creerán que siempre hago lo que quiero. Pero es la mejor forma en la cual lo puedo elaborar-

Iniciemos: Intentaré delimitar mi tema para no perderme en los tantos aspectos posibles que existen para abordar esta novela. En dicho tema estimado lector, estará usted involucrado. Si me lo permite, hablaré entonces sobre el narrador y la relación autor-texto-lector; para intentar ubicar parámetros que me ayuden a comprobar -quizás- que el autor de la novela Boquitas Pintadas también pensó en usted al escribirla.

Es posible que aborde otros temas que igualmente estarán relacionados con nuestro asunto, pero intentare ser lo más conciso que pueda. Por ahora necesitaré nombrarle ciertas características que posee la novela, para darle una noticia, que no se si le va gustar.

Boquitas Pintadas está escrita de forma que usted “crea” que se trata de un folletín o algo muy similar. El autor la divide en dos partes, “Boquitas pintadas de rojo carmesí” y “Boquitas azules, violáceas, negras”. Contiene dieciséis “entregas”, las cuales están precedidas por canciones populares argentinas, en su mayoría tangos de Alfredo Le Pera .

Todo esto para hacerle creer que se trata de un folletín, para engañarlo. ¡No sabe como me duele decirle que es engañado!

Pero le recuerdo que siglos antes Aristóteles ya lo había comentado. En la Poética el filósofo habla de la mimesis, que a mi entender, es la capacidad que posee el hombre para imitar, reproducir, en pocas palabras, para crear una ficción.

En esta novela el engaño está en hacerle creer que se trata de un folletín, a parte de lograr que usted crea en la historia. Es decir mimesis en la forma y contenido.

El filósofo en el capitulo III de la misma Poética, habla de los diferentes tipos de imitación. Dice que:

“…el poeta puede valerse de la narración directa en un momento, y en otro, asumir un personaje diferente, como lo ha hecho Homero, o bien, expresarse en primera persona sin cambio alguno; o bien los imitadores pueden representar toda la historia en forma dramática (dialogo) como si en verdad fueran los agentes de los hechos narrados.”

En Boquitas pintadas este engaño sucede como lo describe Aristóteles; a veces con narraciones, en ocasiones con diferentes tipos textuales, otras veces con diálogos y en algunas oportunidades narran personajes a través de cartas.

Ya sabiendo que es engañado en esta novela, queridísimo, averigüemos quien es el ilusionista, quien hace que se logre esa mimesis que le comenté. Por eso analicemos al narrador.

En Boquitas Pintadas, este narrador, la gran mayoría de veces intenta que usted no note que él está allí, en la novela, ¿No le parece?, controlándolo todo.

Lo anterior lo digo por que al narrar por medio de una carta o acta policial o cualquiera de estos tipos de textos, el narrador, sigue contándole al lector la historia. Pero finge que el que cuenta es un personaje o cualquier otro, pero no él (el posible culpable del engaño que le hacen a usted).

¿Quiere que le de un ejemplo? Bueno lo haré. Tomare de la “primera entrega”, la nota de prensa. En esta el narrador lo introduce al lector diciéndole:

“NOTA APARECIDA EN EL NÚMERO CORRESPONDIENTE A ABRIRL DE 1947 DE LA REVISTA NUESTRA VECINDAD, PUBLICADA EN LA LOCALIDAD DE CORONEL VALLEJOS, PROVINCIA DE BUENOS AIRES.”

En la nota de prensa, el narrador nos cuenta (debe saber, mi estimado, que también estuve allí, como lector) que Juan Carlos Etchepare, un personaje de la novela, murió el 18 de abril de 1947. Así nos enteramos de este suceso. Aceptamos esa ficción de la historia y también aceptamos la ficción de que se trata de una nota de prensa.

A primera vista parece que el narrador no estuviera; pero él nos contó escondido en la supuesta nota de prensa. Alguien quiso que se narrara de ese modo, creemos que es el narrador, culpémosle por el momento.

Pero también él, el narrador, logra que usted siga el hilo del relato. No me vaya a negar que al tratar, usted, la novela de la mejor manera que sabe, leyéndola ¿no reconstruye la historia?

Fíjese. Después de la nota de prensa de la que hablamos, el narrador continúa. Esta vez, por medio de una carta que, según el encabezado, está supuestamente escrita en Buenos Aires, el 12 de mayo de 1947. No olvide que la nota de prensa fue también, supuestamente, publicada para el mes de abril de 1947, o sea, como mínimo un mes y doce días después.

En esta carta, el narrador nos cuenta que Nélida Fernández de Massa (a la que le apodaban Nené), le escribe a otro personaje: Doña Leonor, la madre del fallecido Juan Carlos. Sabemos que se trata de la madre porque en la supuesta carta leemos: “después de muchas dudas me atrevo a mandarle mi mas sentido pésame por la muerte de su hijo” .

Además de lo anterior, cabe anotar, que Nené esta casada con un personaje que aún desconocemos, pero sabemos que se apellida Massa. También en esta carta el remitente habla de Celina; hermana del difunto e hija de Doña Leonor. Y según algunos indicios que igualmente posee la carta, intuimos que Nené, quizás sea madre.

Todo esto nos lo contó el narrador por medio de una nota de prensa y una carta. Pero prepárese por que a continuación va a jugar con usted.

Al terminar de leer la supuesta carta, se encontrara, mí estimado, con una narración en tercera persona. Esta narración es a la vez una descripción que imita al relato cinematográfico.

En ese párrafo el narrador nos cuenta que Nené y la madre de Juan Carlos no se han comunicado. Notara entonces, que esto sucede cuando el lector creyó que Doña Leonor estaba leyendo la carta. Es un juego, han jugado con usted.

Y es que en esa carta, como en todas la cartas (como en esta, que está leyendo), el tiempo y el espacio son ambiguos.

Le daré un ejemplo. Nené en la carta le pregunta a la madre de Juan Carlos: ¿Se acuerda de mí? Como si Doña Leonor estuviera allí, en ese tiempo y en ese espacio. Además, las cartas imitan al leguaje oral. Eso fue lo que nos hizo creer que se habían comunicado. Pero en la narración que continúa después, nos dicen que Nené no ha salido al correo, porque está en la pileta de lavar los platos.

Por mi parte, considero que los textos epistolares también poseen un narrador, que sería el remitente, y un narratario, que sería el destinatario, que existe una situación narrativa, una ficción, una imitación del dialogo, una mimesis.

Hasta el momento usted y yo hemos detectado al narrador como el culpable de mentir, y que usa como cuartada la nota de prensa, la carta y la narración posterior. Además de ser el culpable de esos juegos espacio-temporales. Y el narrador también ha permitido, que usted logre reconstruir el hilo de la historia.

Ya para el final de la novela, después de recorrer no solamente la historia de Juan Carlos y Nené, sino otra historia paralela (la de Raba y Pancho), nos enteramos que Doña Leonor nunca recibió las cartas y que en verdad estas fueron recibidas y contestadas por Celina, fingiéndole a Nené ser Doña Leonor.

Todo esto querido lector usted logra armarlo pero… ¿Cómo logra hacerlo? ¿Únicamente por que el narrador lo guía en la historia? Y usted ¿No pone nada de su parte para reelaborar la historia? Además no se ha preguntado también ¿Cuanto hay del autor en este engaño?

Creo que a esta altura de mi carta-ensayo, ya es momento en que participen el autor y el lector, es decir, Manuel Puig y usted.

Le puedo probar que el autor es el verdadero culpable del engaño. Pues en los paratextos del libro “Boquitas Pintadas”, aparece escrita una breve Biografía de Manuel Puig. Y usted es el lector, seguro la leerá y se enterará que Puig, Manuel nace en General Villegas. Y luego notará la relación con el nombre del pueblo de la ficción, Coronel Vallejos.

El escritor de la novela además de estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras estudia, becado, Dirección de Cine en el Centro Sperimentale di Cinematografia. Con estos elementos le brinda a la narración esa estética de relato cinematográfico.

También Puig está impregnado por las costumbres de su pueblo, a pesar de haber vivido varios años fuera de él. Estas costumbres las exterioriza en una historia, que es reflejo de la vida en su tierra natal.

Manuel nace en 1932 y muere en 1990, la historia de la novela sucede entre 1934 y 1968.

Con todo esto lo que quiero decir es que el autor de Boquitas Pintadas nos habla de si mismo en la novela. De esa especie de búsqueda que hacen los personajes sobre el pasado, es un intento frustrado para colocar las remembranzas por encima del abandono y las desdichas. Nos narra Puig las remembranzas propias.

El autor le imprime su eterno deseo de volver a su país, dejar de padecer el destierro que le impuso la dictadura. Pero fallece en México lejos de su General Villegas, situación comparable a la manera en que muere Nené, en Buenos Aires, a “cuatrocientos setenta y cinco kilómetros” de distancia de Coronel Vallejos y a varios años de distancia del tiempo en el que le hubiese gustado vivir al lado de Juan Carlos.

A lo que voy es a lo siguiente: recordar lo que dije al principio cuando cité a Aristóteles para usted mí estimado lector. Y es que el poeta es quien decide como se narra. Puig lo hace a veces con personajes, usando diversos géneros discursivos y/o narra valiéndose del diálogo y de igual manera decide narrar en tercera persona haciendo descripciones cinematográficas. El autor de Boquitas Pintadas decide si el narrador aparece o no.

Si me permite opinar, creo que por ese motivo de querer desaparecer al narrador, la presencia del autor se hace más evidente. En definitiva el autor es el ilusionista pero ¿A quien le narra Puig?

Paul Ricoeur dice: “El texto narrativo no es algo que “está” si no que está siendo hecho, ¿Quien lo hace? el lector.” Me inclino a pensar igual que Ricoeur. Boquitas Pintadas solo existe como narración si alguien la lee, si usted, estimado lector, reconstruye los diversos elementos de la novela.

El lector (usaré un termino de Ricoeur), “esquematiza” las cartas, las notas de prensa, el acta policial, el parte medico, el radioteatro, etc.

Obvio que usted no se pone a pensar de manera que pueda hacer un análisis semiológico de esas instancias que le ayudan a reconstruir la historia. Simplemente usted cree y confía en el relato, y en la forma como se lo presentan.

No es necesario que el lector descubra que la vida de Puig está en Boquitas Pintadas. Pero si percibe la atmósfera de Coronel Vallejos, que el autor elaboró haciendo una mimesis de la vivida en el pueblo real.

También usted nota esa estética de la narración, que el autor construye haciendo mimesis y parodiando los diferentes tipos de texto, imprimiéndole eso de relato cinematográfico.

Al finalizar la novela usted mi amigo, unió, combinó, reordenó y produjo un nuevo sentido. Claro está siguiendo lo que el autor le propuso.

En esta parte de mi ensayo-carta insito en culpar a Manuel Puig de mentir, de crear una ficción sobre su propia vida. Para que usted y yo, sintiéramos nuestras vidas reflejadas.

Quiero decirle estimado lector, que desde este lugar en el que me encuentro ahora (el lugar del autor), también dejo algo de mí en esta carta-ensayo. Le dejo esa necesidad de escribirle a alguien, a usted, a un amigo. Le escribo como lo haría un emigrante.

Solo me falta anotar que en verdad Manuel Puig pensó en usted al escribir Boquitas Pintadas (así como yo pienso en usted). Todos los autores piensan en usted, en como contarle algo utilizando cualquier recurso.

En cuanto al titulo de este ensayo-carta o carta-ensayo (el lector siempre juzga los textos y decide que son). En cuanto al titulo “¿PARA QUIEN SON LAS CARTAS?” Piense que son para usted; que las cartas el autor, los autores, las escriben para usted. Aunque usen el nombre de un personaje como remitente, aunque en la carta se refieran a usted con otro nombre de destinatario o le digan “mi vida” o “querida amiga” o “envidiable espíritu confuso”, etc. O en lugar de una carta le envíen un parte medico del “Hospital Regional del Partido de Coronel Vallejos” o un acta de la “Policía de la Provincia de Buenos Aires” o simplemente le narren una escena, un sueño o un radioteatro.

Todo, absolutamente todo es para usted. Por tal motivo siga haciendo lo que mejor sabe hacer: leer...

Queriéndolo mucho.
Fernando V. Cárdenas C.


Después de escribir, el estudiante, toma los borradores que están sobre la mesa. Separa una columna de fotocopias de diversos temas que atañen a su escrito. Se rasca la cabeza, está preocupado.

-Se te enfrió la comida- le dice desde el fondo una voz femenina.

Lo que más teme en ese momento es que su texto no cumpla los requisitos, obligándolo a devolverse para Colombia sin poder lograr su sueño: estudiar cine.







BIBLIOGRAFIA

DESCRIPCIÓN DEL LUGAR DONDE EL ESTUDIANTE GUARDA SUS LIBROS.

De un metro de altura por casi un metro y medio de ancho, y treinta centímetros, de profundidad, se levanta de color caoba, de madera prefabricada, algo viejo y con cuatro niveles para usar en su interior; el estante.

Sobre él: Un muñeco que finge ser Juan Valdez con una supuesta mula. Detrás un portarretratos con un daguerrotipo en el que se distingue al estudiante vestido de blanco besando a una mujer que lleva un ramo de flores blancas en las manos, mientras sobre ellos cae arroz. Al otro extremo, un “Sombrero Vueltiao”, típico de las personas oriundas del Caribe colombiano.

A un lado de él: Un tambor “Alegre”, para interpretar Cumbia y otros ritmos folclóricos. Después, mascaras y elementos de teatro.

Dentro de él: Una hilera de libros.
GARCIA MARQUEZ, Gabriel. “Crónica De Una Muerte Anunciada”. Bogotá. Oveja Negra, 1981.
PUIG, Manuel. “Boquitas Pintadas”. Buenos Aires. Booket. 2005.
ARISTÓTELES. “La Poética”. Buenos Aires. Gradifco. 2004.
PAMPILIO, Gloria... (Et al). “Una Araña En El Zapato”. Buenos Aires. Libros De la Araucaria. 2005.
LOGIE, Ilse. “La omnipresencia de la mimesis en la obra de Manuel Puig: análisis de cuatro novelas”. New York. Rodopi. 2001.
ROMERO, Julia. PUIG, Manuel. “Puig por Puig: imágenes de un escritor Autor”. Buenos Aires. Vervuert. 2006.

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