jueves, 11 de enero de 2007

LUCES, MÚSICA, ACCIÓN


















Hace poco tuve una pequeña discusión con el asistente de dirección de una obra en la cual trabajo, con respecto a qué tan importante es la música en una escena y la ambientación de una obra. El hecho es que decidió, basándose en su criterio, eliminar la música de las tres últimas escenas. Si no fuera porque ésta era una obra para niños pues no habría habido problema. Además era en dichas escenas donde se desarrollaba la obra como tal y, aún siendo así, prescindió de cualquier ambientación no teatral en éstas.

Mi experiencia en la producción de obras y ambientación de las mismas me ha enseñado muchas cosas. Tal vez no soy John Williams ni Andrew Lloyd Webber pero si tengo claros los conceptos de musicalización y ambientación de las obras, como también conozco sobre el uso de imágenes multimedia y de video en éstas. Estudié Medios Audiovisuales y Cómic, me especialicé en Animación y llevo 6 años trabajando en puestas en escenas y obras de teatro ambientándolas y musicalizándolas.

Mi opinión es que, por mucho teatro y por mucha puesta en escena que haya, la música es un elemento que proporciona bastante ayuda tanto a los actores como al público en el sentido de que, una ambientación musical correctamente utilizada, puede hacer de un “ladrillo” de obra, un espectáculo muy interesante.

Muchas de las grandes obras que he tenido la oportunidad de ver son verdaderos “ladrillos” densos, hasta aburridos y no sé si el problema sea de los teatreros puros que tienen el hábito de desvirtuar todo lo que no sea técnica teatral y dejan la musicalización y la ambientación para el final.

Para mi fortuna, he aprendido de gente muy buena y no sólo me han enseñado cómo simplemente ambientar una obra sino también cómo hacer de eso un arte. Por ejemplo, el director esloveno Tomas Pandur utiliza efectivamente la música para las escenas más fuertes de las obras. En la obra “La prima de Pantagruel” también la música se vuelve el hilo conductor, ya que durante una hora y media no se pronuncia una sola palabra, con veinte actores en escena, es la música la que lleva al espectador a sentir, interiorizar y vivir la obra. También tengo experiencias muy buenas sobre el papel que desempeña la música en la creación de personajes y en el montaje mismo de una obra ya que, por medio de una música acertada, se puede llegar a una creación insólita y hasta sorprendente del actor. Fernando sabe de qué hablo.

Aunque algunos lo acepten y otros no tanto, es un hecho que la ambientación musical es muy importante para las imágenes, de lo contrario el cine seria un fracaso total y, aunque el teatro no es cine si que es una secuencia de imágenes, una tras otra, con la diferencia de que es en vivo, pero no por esto deja de ser una secuencia de imágenes. No se le debe delegar al actor toda la responsabilidad de la emoción en una escena. Tampoco quiero decir que se debe musicalizar una obra desde su inicio hasta el cierre del telón. Existe un punto de equilibrio entre el actor, la escena, la música y la emoción, para eso esta el equipo de producción, y el trabajo a seguir es muy sencillo:

· Lo primero que se debe hacer es una reunión de producción. Lamentablemente en nuestro medio no hay mucho presupuesto para tener un equipo de producción muy grande, pero lo mínimo para hacer una puesta en escena decente y bien realizada es tener un luminotécnico, utileros y un asistente de sonido. En dicha reunión se debe analizar el libreto a fondo y realizar un guión técnico, en el cual se especifiquen todos los cambios de luces, música, escenarios, etcétera.
· Es muy útil (si es posible, claro está) tener un Storyboard de la obra, puede llegar a ser una gran ayuda a la hora del montaje. Como mi trabajo es ambientar, puedo decirles que el hecho de contar con un storyboard me ha servido para tener una idea mucho más clara de lo que el director quiere plantear en una determinada escena.
· Por último, es interesante cuando el ambiente acertado da pautas a los actores. Para el público suele ser interesante debido a que normalmente los espectadores no recuerdan exactamente los diálogos de la obra pero si el ambiente creado en escena. Para lograr éste efecto es necesario que las personas encargadas de la música prueben distintas opciones, tengan la música y los efectos de sonido antes de empezar el montaje, para que el actor tenga la oportunidad de familiarizarse con ella y así poder agregarle mas elementos al personaje, deben ver los ensayos, estar en el montaje de la obra para decidir si es necesario hacer algún cambio.


Aunque suene paradójico, nada esta más lejano de la realidad que lo que les acabo de plantear. En nuestro medio es prácticamente imposible hacer todo éste proceso, ya que tener un equipo de producción equivale a mucho dinero, así que normalmente el director es quien mete la música como sea o en donde crea conveniente, sin tener en cuenta si es o no la ideal, si de verdad ayuda o, como en la mayoría de los casos, es solo una pieza musical la que hay en la obra.

Les propongo un ejercicio interesante para notar la importancia de la música en las obras: De a acuerdo al personaje asignado en la obra, el actor debe buscar una música que lo identifique, y con esa ésta crear una situación cotidiana de su personaje. Luego, con la misma música, crear una situación extraordinaria y, si es posible, el director incluya éstas situaciones para sus personajes dentro de la obra. Pruébenlo y notarán cosas muy interesantes de los personajes y de los actores mismos.


En muchas ocasiones en los grupos de teatro hay algún músico o aficionado. Éste es sólo un recurso, no una solución, pero puede ser de gran ayuda para el proceso de musicalización de una obra.

La pregunta es, ¿si queremos competir de verdad con calidad en nuestras puestas en escena por que no sacrificar un poco más y hacer las cosas como nos gustaría admirarlas?


Juan Pablo Méndez.

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