miércoles, 3 de noviembre de 2010

¡RO HAIHU PARAGUAY!

El 8 de septiembre de 2010 partimos desde Buenos Aires rumbo a Paraguay, invitados por Marcos Flecha, narrador paraguayo a un encuentro que se realizaría en tierras guaraníes.

Íbamos con muchas expectativas, por conocer otro país, otra cultura y por compartir lo que sabemos hacer con gente de otro pueblo. Compartiríamos escena con José Luis Mellado de Chile, Martín Céspedes de Bolivia, Alicia Remesal  y Carmen Solís de España.

En la frontera de Argentina con Paraguay, después de sellar el pasaporte y a punto de continuar nuestro viaje, dos policías se subieron al bus y nos pidieron a Fer y a mi que bajáramos con todas nuestras maletas para una requisa. De más está decir que el problema era ser colombianos.

Después que nos preguntaron sobre los motivos de nuestra visita al Paraguay y  nos requisaron las maletas de cabo a rabo, nos explicaron que últimamente están ingresando muchos guerrilleros de las FARC a capacitar al EPP (Ejército Popular de Paraguay), en materias de secuestros extorsivos y otros actos vandálicos y que por eso era tan minuciosa la requisa.

Nuestro querido Marco estuvo muy pendiente de apoyarnos con las respuestas y como le preguntaron en que lugares estaríamos actuando, les comentó que iríamos a  Villa Rica, Sapucai, Tacuatí, entre otros y como estarían de concentrados haciendo su trabajo los oficiales paraguayos, que en ese momento no recordaron que el único foco guerrillero (entiéndase un grupo de 10 delincuentes, a los cuales nunca se les ha visto la cara) se encuentra en Tacuatí, lugar donde los cuenteros pasaríamos la mayor parte del tiempo que estaríamos en tierras paraguayas.

O quizá si se dieron cuenta, pero en ese preciso instante llegó el comandante en jefe de aquella noche y al ver la minuciosidad con que era requisado nuestro equipaje, nos preguntó de qué parte de Colombia éramos y cuando le contestamos que de Barranquilla, se emocionó y empezó a hablarnos de nuestro querido equipo de fútbol Junior. Así de fácil se distrajo y mandó a sus oficiales a hacer otro trabajo y hasta ahí llegó la requisa de estos posibles guerrilleros.

Fer y yo felices: por una parte nuestro Junior tiene fama internacional y por otra, era la primera vez que nos detenían por relacionarnos con la guerrilla y no con el narcotráfico, osea que estamos subiendo de status... ja!

Asunción del Paraguay: Tan parecida a Barranquilla! Varias veces nos sentímos como si estuviéramos caminando por el boulevard de Simón Bolívar, o por la Aduana, o por la plaza de San Nicolás...estuvimos en otros lugares como Luque, Aregua, Sapucai, Villa Rica y por supuesto Tacuatí, el pueblo de los sueños de Marco Flecha.

Totalmente admirable y de hecho puedo decir que me siento orgullosa, sin ser paraguaya, que el Guaraní sea idioma oficial de este país y que la gente lo hable en todos los círculos sociales. Da cuenta del sentido de pertenencia que tienen los paraguayos hacia su cultura. Por otra parte me sorprendí y grité emocionada más de una vez cuando escuché en las emisoras locales ritmos vallenatos, incluso canciones que ni siquiera en Colombia se escuchan, de los antiguas que son. Y personas de distintas edades nos hablaban de cumbias y salsas que forman parte del repertorio de artistas colombianos.

En Tacuatí pasamos los mejores momentos de este encuentro. Tuvimos todo el tiempo del mundo para intimar con los papás de Marco (me enamoré de esta pareja), y otros miembros de su familia. El viaje incluyó paseos al rio, por un sendero que es casi propiedad de la familia Flecha Torres, caminos secretos, túneles y chapuzones en los lugares preferidos por la familia de Marco cuando vivían en Tacuatí. Para mí fue imposible no comparar las historias de vida de estas personas, con las de mi familia, que también procede de un pueblo tan  o más pequeño que Tacuatí.

Nuestro público fue encantador, niños guaraní parlantes, tímidos pero cautivos y muy agradecidos, incluso después de una función me "raptaron" para que jugara con ellos en el recreo y al día siguiente me llenaron de regalos. Éramos unas personalidades en el pueblo. Mientras estuvimos ahí, hubo una verdadera revolución.

Agradecí mucho ese viaje y los hallazgos realizados, la posibilidad de contar para chicos que sólo hablan Guaraní, pero que entienden español y para comunidades muy alejadas donde raras veces llega este tipo de manifestaciones porque no hay quien se haga cargo.

Cuando uno conoce a la familia de Marco y a sus amigos, entiende el compromiso que él asumió de llevar a un grupo de cuenteros a un encuentro que está bastante distante de los eventos comerciales y cien por ciento destinado a tocar las fibras humanas.

1 comentario:

PINTAPALABRAS dijo...

Amigos, me emocionó esta crónica, hermoso ese trabajo. Felicitaciones a ustedes, a los compañeros y a Marcos por tan importante labor.
Un abrazo